Patrimonio

Sala de Exposición La Central

La Sala de Exposiciones es el resultado de la rehabilitación y restauración del antiguo molino en el año 1999, su interior se concibió como un espacio expositivo de carácter temporal.

A pesar de la carencia de un programa cerrado, la actividad de esta sala se quiere impulsar para dar cabida y publicidad a los diferentes artistas del municipio.

Además, las exposiciones suponen la perfecta excusa para visitar y admirar la estructura del antiguo molino perteneciente en origen al castillo y que en su etapa más reciente abastecía de electricidad al pueblo y a la harinera.

Dirección: C/ Molino s/n

Iglesia de San Cristóbal

La Iglesia de San Cristóbal de Muel, año 1706, es un edificio de estilo Barroco tardío con elementos mudéjares.

La fachada se adorna con pilastras de piedra y una alta torre campanario, único vestigio del anterior templo mudéjar, de ladrillo en el lado del Evangelio con sus dos primeros cuerpos de planta cuadrada y los dos superiores octogonales.

La torre es de planta mixta, muy sencilla, con apenas motivos decorativos, que se resumen en la aplicación de abundante cerámica, en distintas fajas y paños, y vanos abiertos en arcos de medio punto articulados por cornisas.

Tras la reciente restauración ha recuperado todo el lenguaje mudéjar originario, que se había ocultado tras la reforma barroca y el paso de los años. El cuerpo superior de la torre pertenece a esta última época.

El resto del edificio es una obra barroca, con tres naves cubiertas con bóvedas de lunetos y cabecera semicircular y está levantado sobre la anterior iglesia mudéjar.

La cubierta es de bóveda de cañón con lunetos, por lo que respecta a la nave central que es más ancha, de bóveda de gallones en el ábside, cúpula sobre pechinas con linterna en la cabecera y bóveda de arista en las naves laterales, que se separan de la central por pilares cruciformes.

La nave central tiene un coro alto a los pies y en las pechinas están representados los cuatro evangelistas. La decoración del interior es barroca, de la segunda mitad del siglo XVIII.

En las naves laterales hay numerosas capillas de escasa profundidad que ya aparecen citadas en una visita pastoral en 1771.

En el coro se conserva el órgano que data de 1696 y fue construido por un organista de la Villa de Luna. Se conservan los contratos y las características del órgano.

Casas Palacio

Hay varios edificios catalogados como casas palacio dentro del casco urbano de Muel.

Casa Palacio en la Plaza de España, es un edificio del siglo XVI de tres plantas con una composición característica aragonesa (estilo renacentista aragonés). En la planta alta posee una galería de arquillos conopiales gotizantes, bajo un alero de esquinillas de ladrillo (Marqués de Camarasa).

Casa Palacio en la Plaza de España, pertenece al siglo XVII, de típica composición aragonesa, de ladrillo, con portada de medio punto y galería de arquillos de doble rosca en la tercera planta (Marqués de Camarasa).

Casa Palacio en la Calle Mayor, es una construcción tradicional de ladrillo de tres plantas, con galería en al planta alta u alero típico de esquinillas. Su mayor interés estriba en que constituye una prolongación del conjunto ambiental de la plaza de España. En esta casa se alojaba el arzobispo cuando venía a realizar las visitas pastorales.

Puerta de la Villa

De las distintas puertas de entrada que tenía la villa de Muel, solo queda en pie la situada en la Calle Mayor. De esta Puerta de la Villa, sólo se conserva el arco y la portada de acceso a la Calle Mayor, formando un rincón de valor ambiental. La portada está formada por un arco de medio punto.

Museo Etnológico

El Museo se encuentra en la antigua vivienda de la señora Calistra, un espacio expositivo de excepción en el que es posible observar miles de objetos y enseres de la vida cotidiana de antaño.

Antonio Rubio adquiere la vivienda a comienzos de la década de 1970, momento en que inició la interesante colección.

Destacan las cerámicas, así como una interesante colección de llaves, entre las que se encuentran aquellas de madera que utilizaban los pastores y también otras de claro carácter religioso, como las tibetanas y judías.

Además, piezas de lo más singulares abarrotan la muestra, que resulta curiosa y enriquecedora por acercarnos útiles tradicionales que las últimas generaciones no han llegado a conocer.

Dirección:
C/ Joaquín Costa 43. 50450 – Muel (Zaragoza) Tlf: 976 140 078

Parque Municipal

El parque municipal de Muel completa un ameno y reconfortado paisaje, situado al pie de un acantilado natural y alegrado por las cascadas naturales del Rio Huerva.

El dique romano sirve de muro para el estanque y como cimiento sobre el que se asienta la Ermita de la Virgen de la Fuente. Entre las grietas de la presa crece la Efedra, Retamas, Hiedra (Hederahelix) y algún Almez (Celtisaustralis) y no se tiene claro si las raices de estas plantas amenazan la estabilidad del conjunto o actúan sujetando las piedras. Es posible que los arbustos sujeten la tierra, pero el engrose de los troncos y raíces del Almez ejerce presiones capaces de fracturar y desplazar bloques de piedra de las paredes.

El estanque con agua del Río Huerva que hay bajo estas obras arquitectónicas no es menos interesante y a través de sus cristalinas aguas podemos ver plantas acuáticas como Elodea canadensis que cobija multitud de crustáceos del género Gammarus. Hay algunas carpas de gran tamaño que revuelven el fondo y también muchos Gobios y algún que otro pececillo como el Alburno. Fijándose bien se pueden descubrir larvas de Frigánea, de Libélula y otros invertebrados que pueblan estos lugares.

Un antiguo molino, rehabilitado como sala de exposiciones, y el pabellón municipal completan la arquitectura civil del parque.

La incisión y encajonamiento del Río Huerva en las calizas ha originado un espacio umbroso que artificialmente se ha diseñado como un parque natural, incluida su espectacular cascada.

El parque natural es de una singular belleza, fruto de su asentamiento y de su humedad natural, de sus cabezos que forman un desfiladero y de sus pintorescos desniveles.

Sobre el parque se sitúan las ruinas del Castillo de los Marqueses de Camarasa, cuyas antiguas troneras sirven de mirado a las cascadas del Río Huerva y la Ermita de la Virgen de la Fuente, con sus pinturas de Goya.

Ermita de la Virgen de la Fuente

La Ermita de la Virgen de la Fuente de Muel fue edificada en 1777 y renovada en 1817. Consta de una sola nave. En las pechinas de la cúpula que cubre el crucero, Goya pintó unos frescos de extraordinaria factura que representan a los padres de la Iglesia y que han sido restaurados recientemente. Los zócalos de la ermita se decoran con cerámica de Muel.

La Ermita, asentada sobre el dique romano, es Bien de Interés Cultural y actualmente preside el parque de Muel, donde existen también restos del castillo musulmán y de un molino árabe. 

Por todo ello, es un espacio privilegiado que constituye uno de los puntos claves del Patrimonio Cultural y Natural de Aragón.

El interior

El interior es clasicista y la ermita tiene dos partes diferenciadas y separadas por una reja construida en 1980: la nave y la capilla.

La nave de la iglesia con bóveda de medio cañón está decorada con altares que se dedican a diferentes advocaciones: San Antonio, San Pascual Bailón, San Francisco de Asís, la Virgen del Pilar y hacía la parte izquierda la Virgen del Carmen.

El suelo de esta ermita fue primero de cerámica, posteriormente de cemento y en la restauración de 1997 se colocó mármol combinado con la recuperación del primitivo pavimiento en algunas zonas.

La Capilla

Es la parte principal de la ermita y parece responder a la construcción de 1770, realizada en acción de gracias porque la presión del agua no reventó la ermita aunque entró en ella por la primitiva puerta situada en el muro de la Epístola y que hoy se encuentra tapiada.

En el altar principal está la talla en madera de Nuestra Señora de la Fuente que se puede datar a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV y que ha sido una imagen muy venerada. Antiguamente la Virgen se encontraba en un camarín abierto sobre el muro y rodeado de pinturas que simulaban un retablo, retablo que se imitó al construir el actual y en el que se colocó la talla de la Virgen rodeada de espejos para darle mayor luminosidad y dignificar el espacio en el que está la imagen.

Decorando la capilla o cabecera de la ermita se colocó en el tercer cuarto del siglo XVII el arrimadero de azulejería de Muel.

La obra de Goya

Para la ermita, Francisco de Goya recibió -en 1770- el encargo de decorar las cuatro pechinas, pintando las figuras de los cuatro Padres de la Iglesia: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo.

Las pintó al óleo directamente sobre el muro y en ellas se puede ver cómo repitió algunos modelos de las pechinas que hizo en la iglesia jesuítica de San Juan de Calatayud, aunque creó un nuevo modelo iconográfico al representar a San Jerónimo.

Aunque fueron realizadas con gran celeridad, constituyen una buena muestra de la genialidad de Goya, pintor aragonés nacido en el vecino lugar de Fundetodos, y son un ejemplo de la fuerza de su trazo y de la luminosidad de su pincelada.

Exterior

El exterior de la ermita es de mampostería, combinando piedra y ladrillo, y está presidido por la cúpula octogonal cuyas tejas, llamadas de lágrima, son de la típica cerámica popular de Muel.

Las torres que enmarcan su fachada principal encierran las campanas y en el lateral, abierta al antiguo camino del Huerva, se puede contemplar la primitiva puerta.

La ermita, asentada sobre el dique romano, es Bien de Interés Cultural y actualmente preside el parque de Muel, donde existen también restos del castillo musulmán y de un molino árabe. Por todo ello, es un espacio privilegiado que constituye uno de los puntos claves del Patrimonio Cultural y Natural de Aragón.

Castillo de los Marqueses de Caramasa

Se identifica con el castillo de «Muwala» mencionado por al-Udri, aunque la primera mención documental data de 1160 citando la heredad de «Molle».

Alfonso I conquistó las tierras en 1118, sin que se viera afectada la población musulmana del lugar, siendo en 1119 concedida en señorío al caballero Gastón de Bearn, como premio a la ayuda prestada al Batallador.

Tras pertenecer al señorío de los Azagra de Villafeliche, pasó a Fernán López de Luna, por sus nupcias con Emilia Ruiz de Azagra, que aportó Muel como dote. Tras la muerte de su dueño, en 1392 Juan I lo dio a Fernando López de Luna, señor de Ricla, y en 1610 ya había pasado al marqués de Camarasa. De él se conservan dos torreones con troneras y algunos muros rebajados, que sirven como mirador a las bellas cascadas del río Huerva. 

Se sabe que constaba de dos partes, la antigua, que corresponde al castillo en sí, y la nueva, formada por el palacio.

El Palacio era entonces habitable y tenía una entrada principal, caballerizas, un recibidor con escalera principal, un salon donde se jugaba a la pelota, una habitacion que daba a la ermita de la virgen de la fuente, un torreon que albergaba el archivo de los marqueses y una habitacion principal cuyas tres puertas daban al oratorio, a la ermita y a las falsas.

El Castillo o fábrica antigua estaban totalmente arruinado y era, segun los peritos, irreparable. Se distinguían en él una puerta principal y un torreón de cantería. El castillo estaba construido en mampostería de cal y piedras.

En la actualidad sólo quedan unos muros rebajados en altura, con obra de mampostería y ladrillo, que conforman una planta cuadrangular de unos 35 por 18 metros, situados entre los restos de dos torreones cuadrados perforados por antiguas troneras que hoy se utilizan como mirador sobre una cascada que forma un canal subterráneo del Huerva.

Dique de la Presa Romana

La presa romana de Muel es una presa de gravedad, sin espaldón, construida con opus quadratum. El talud con el que fue diseñada alcanza una pendiente de 0,95 metros en los 8 metros de alzado documentados. La anchura de la presa oscila entre los 7/8 metros en el coronamiento hasta alcanzar los 11,19 metros en la zona inferior conocida. Las dimensiones que podía alcanzar el embalse, y en base exclusivamente en un análisis ipsométrico de la zona situada aguas arriba de la presa romana, sería de unas 80 ha. El vaso de la presa cerraría por el aliviadero de la actual acequia que discurre bordeando los restos del castillo de los marqueses de Camarasa, en el que se aprecia un muro de grandes sillares que se disponen en talud aguas abajo.

Por la documentación que se dispone en la actualidad, la presa romana de Muel sería una de las presas más grandes que se conocen del mundo romano. Además, es uno de los restos de arquitectura civil hidráulica más relevantes de la Hispania romana, por su monumentalidad y por el excelente estado de conservación.

La presa romana de Muel data del cambio de era (10 / 5 a. C – principios s. I d. C.) y coincide con el gran desarrollo urbano del Valle Medio del Ebro. En su construcción participaron las legiones romanas, como lo atestiguan las marcas halladas, en las que se aprecia la abreviatura L(egio) con una interrupción seguida del numeral IIII, legión fundadora, junto a la VI Victrix y la X Gémina, de Caesaragusta. Este hecho se inscribe en el papel tan activo que tuvieron las legiones en el proceso de ordenación territorial y en la construcción de obras públicas en el Valle Medio del Ebro.

Los materiales empleados en su erección proceden de una cantera romana que se ha localizado en sus proximidades, al noreste del actual parque de Muel, sobre el cerro que lo delimita. En ella se han constatado huellas sistemáticas de extracciones de bloques, mediante el sistema de gradas que asciende desde la base hacia la parte superior y que generan un frente escalonado.

Entre los siglos III y IV d.C. la presa estaría ya completamente colmatada. Esta colmatación sería aprovechada, en la Baja Edad Media (siglos XIV – XVI), para ubicar en la zona del vaso más cercana al muro de contención una necrópolis. Años más tarde, en 1770, el pueblo de Muel decidió erigir sobre la presa una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de la Fuente, denotando la importancia de este líquido para la vida del municipio, volcado en la agricultura de regadío desde épocas tempranas. En su interior, se conservan cuatro pinturas de Francisco de Goya de su primera época.

El agua ha tenido y sigue teniendo una gran importancia en la historia del actual municipio de Muel desde época romana, cuando se comienza a canalizar las aguas del río Huerva con el fin de ser empleadas para regar las huertas que lo circundan y generar electricidad en el s. XIX con su fuerza, para lo cual se ubicó una fábrica al norte del municipio.

El estado de conservación de la presa de Muel puede calificarse de bueno, manteniéndose las fábricas de forma estable, con la única erosión natural de los agentes atmosféricos.

Historia

Construcción original, Siglo I a.C. (finales) al Siglo I d.C. (principios)
La presa romana de Muel fue levantada entre finales del siglo I a.C y principios del siglo I d.C. por la Legio IIII. Las legiones romanas no sólo intervinieron en la guerra sino que tuvieron un papel muy activo en el proceso de ordenación territorial y participaron en la construcción de numerosas obras públicas.
Entre los siglos III y IV d.C. la presa estaría ya completamente colmatada

Entre los Siglos XIV y XVI

Junto a la presa se ubicó una necrópolis y en la que fueron halladas las osamentas de una treintena de individuos, que vivieron en Muel entre los siglos XIV y XVI.

Restauración siglo XVIII (año 1770)

En el año 1770 se levantó directamente sobre la presa la Ermita de Nuestra Señora de la Fuente.

Excavación arqueológica Siglo XXI

En los años 2009 y 2010 se realizaron una serie de sondeos y excavaciones arqueológicas que tenían como objetivo fundamental el conocimiento de la estructura de la presa. Al realizar las excavaciones en la parte que colmataba el gran vaso de la presa se hallaron una treintena de enterramientos próximos a la ermita que también fueron estudiados.

Declaración Bien de Interés Cultural

El Boletín Oficial de Aragón del día 5 de octubre de 2012 publica el Decreto 221/2012, de 25 de septiembre, del Gobierno de Aragón, por el que se declara Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, la presa romana de Muel.

Río Huerva

El río Huerva nace en Fonfría en la Sierra de Cucalón, a 1280 metros de altitud, tiene una longitud de 128 Km., y su cuenca tiene una superficie de 1.020 kilómetros cuadrados.

Tras su nacimiento, recorre varios kilómetros sobre los altos páramos de la sierra de Pelardós o Pelarda y, tras pasar por Bea, bordea la Sierra de Cucalón antes de entrar en la altiplanicie de Campo Romanos por la que discurre lentamente y con poco caudal hasta llegar a Villarreal de Huerva, donde recibe el aporte del Arroyo de Villalpando, que incrementa su caudal. En esta zona recibe además a otros afluentes como al Lanzuela en Badúles, el Horcajo, y el Villarroya.

Poco después gira en dirección este para adentrarse en el valle formado por las sierras de Modorra y del Peco, volviendo a encajonarse y cambiando a partir de aquí la fisiografía del río. El valle se estrecha, aparecen los sotos de ribera y recibe las aguas de pequeños barrancos tributarios, poco importantes en cuanto a caudal pero sí de gran importancia faunística y paisajística.

Tras rodear Cerveruela y pasar Vistabella, vuelve a girar en dirección Norte, formando las Hoces del Huerva, quizás el paraje de mayor belleza de este río. Dejando atrás la Sierra de Herrera y antes de Tosos llega al Embalse de las Torcas, abandonando el Sistema Ibérico y adentrándose en el valle del Ebro.

En las proximidades de Vistabella se ubica el azud de la Umbría, pequeña cascada con una poza, y la fuente de la Canaleta, cerca del cauce del río.

Los estrechos del Huerva a su paso por Tosos son un lugar privilegiado para disfrutar de la naturaleza, siendo la única zona de la comarca en la que se puede realizar deporte de aventura o barranquismo. Aguas arriba de la fuente del pez, la estrechez del Huerva hace que el deportista pueda tocar las dos orillas (paredes) del Huerva al mismo tiempo.

Pasa por Villanueva de Huerva, donde se encuentra elEl Baño, fuente catalogada desde antiguo como medicinal y su agua es recomendada a las personas que sufren del riñón.

Más ante, en Mezalocha, se levanta una segunda presa, el Pantano de Mezalocha, obra magna del siglo XVIII, y uno de los embalses más antiguos de Aragón. Este embalse, actúa como reservorio temporal del agua que sobra del Pantano de Tosos, situado aguas arriba. Los acantilados y cortados de sus alrededores son conocidos por los aficionados al alpinismo, al ser aptos para el inicio a la escalada.

Continua su recorrido por Muel donde se encuentra con los restos del dique de la presa romana construída a principios del siglo I. El dique sirve de pedestal a la Ermita de la Virgen de la Fuente. Las filtraciones de la presa han dado lugar a un estanque a su pie y a una famosa fuente, que conforman el Parque Municipal de Muel, con las famosas cascadas del río.

Sigue su recorrido por Mozota, Botorrita y María de Huerva, donde el valle se amplía.

Continua por Cadrete y Cuarte de Huerva para llegar a las riberas de Casablanca y tras pasar bajo el Canal Imperial de Aragón, el Huerva se adentra en el casco urbano, ocultándose inmediatamente tras pasar por el Puente del Parque Grande, para acabar desembocando sus maltratadas aguas en el Ebro en la ciudad de Zaragoza a 200 metros de altitud.

En los barrancos del río Huerva quedan algunas de las últimas poblaciones del cangrejo de río común, el barbo culirroyo, la bermejuela y la madrilla, especies amenazadas por la culebra viperina y la rata de agua.

Este río ha sido aprovechado siempre para el regadío, remontándose incluso a antes de la romanización y aunque éstos realizaron numerosas obras destinadas a riegos, fueron los musulmanes los autores de la mayoría de los ingenios hidráulicos, desde acequias hasta azudes, pasando por batanes y norias.